«El azúcar es el nuevo tabaco».
Con ese titular abre un artículo sobre el azúcar uno de los periódicos más importantes del mundo.
Como siempre, el mensaje sensacionalista de «Oh dios mío, todo es una conspiración y nos están drogando» vende mucho más que el parar 30 segundos a razonar y evaluar lo que realmente quiere decir el artículo, o cualquier estudio que citen sobre el tema, alegando que el consumo de azúcar ‘ilumina’ las mismas zonas del cerebro que las drogas.
Vamos a empezar con un test rápido para saber si eres ‘adicto’ al azúcar, gracias a mi colega Aadam Ali por la inspiración para los dibujos.
¿Eres ‘adicto’ al azúcar? Sigue estos sencillos pasos para descubirlo.






Entonces, ¿por qué todo el mundo habla de la adicción al azúcar como si fuera el nuevo ‘crack’?
Algo que no ha dejado de rondar mi mente en los últimos años es la idea de que el azúcar es adictivo y un problema en sí mismo.
En cualquier cafetería escuchas la típica conversación:
«Desde que dejé de tomar azúcar mi vida se ha transformado, ahora tengo más energía, he perdido peso ¡e incluso me gustan las verduras!»
Cuando a esa persona le preguntas qué ha dejado de comer exactamente, la respuesta es contundente y bastante sorprendente:
«Ya sabes, donuts, helados, tartas, galletas… todo eso refinado que tiene tanto azúcar».
No hace falta mucha astucia para saber que esas comidas son altas en azúcar y en grasa.
¿Entonces cuál es el problema?
- ¿El azúcar?
- ¿La grasa?
- ¿Ambos?
- ¿Ninguno?
Cuando entramos en ese pensamiento de ‘todo o nada’ es cuando nos metemos en un problema del que no sabemos salir.

Piensa detenidamente.
¿Cuándo fue la última vez que te comiste un terrón de azúcar y no pudiste parar de comer más terrones hasta demoler todo el bote?
Lo imaginaba.
Comidas diseñadas para hacernos comer más.
Ahora compara ese terrón de azúcar con patatas fritas de bolsa.
¿Cuántas veces has picado una patata y sin darte cuenta llevabas tres cuartos de la bolsa zampados?
Exacto.
El azúcar no es un problema en sí mismo.
Si te interesa este mundo de la nutrición y estar mejor físicamente seguro que habrás oído hablar de la palatabilidad de los alimentos; que no es otra cosa que la cualidad de un alimento para ser mejores amigos con tu paladar.
Las comidas que muchas personas creen que son ‘adictivas por el azúcar’, son realmente alimentos creados para hacer que tu paladar y el alimento se vayan de luna de miel perpetua sin avisar a la familia y con fondos ilimitados.
Estas comidas hiper palatables –o lo que es lo mismo, tan deliciosas que no puedes parar de comerlas– son realmente de lo que deberíamos estar hablando, y no del dichoso azúcar en sí mismo.
Vale, ¿y por qué queremos comer más de estás comidas si no es por el ‘adictivo azúcar’, listillo?
Entiendo tu reticencia a todo esto, vamos a ver si esto aclara las cosas:
- Una mezcla perfecta de dulce, almidón y grasa. La combinación de todo esto consigue que el alimento creado sea irresistible. Por ejemplo, piensa en un plato de pasta cocida sin nada. ¿Apetecible? No tanto. Añádele un montón de delicioso aceite de oliva y unas lascas de queso parmesano. ¿Qué tal ahora?
- Sensación en la boca. Compara esos terrones de azúcar (tiesos, con esquinas como cuchillos) con donuts glaseados (húmedos, blanditos, mmm….), el sabor no lo es todo, la sensación que tenemos al dar un bocado también importa a la hora de desear un segundo y tercer bocado.
- Sal. La sal no tiene calorías, pero la cantidad adecuada hará que queramos comer más de esa comida que si no llevara nada. Haz la prueba con una humilde patata cocida. Da un bocado sin sal y observa tu reacción. Ahora repite el proceso pero añade un poco de sal a la patata. ¿De repente te apetece otro bocado? Prueba a añadir un poco de mantequilla y verás esa reacción multiplicada por 100.
- Consistencia y Textura. La textura es tremendamente importante y una de las razones por las que mucha gente que no está acostumbrada tiene problemas a la hora de comer yogur griego o requesón, entre otros. La consistencia no invita a darle caña a esa segunda cucharada. Crea un alimento con una textura y consistencia apetecible (¡Hola Donuts!) y verás como comes hasta sin hambre.
Vale, lo entiendo. Pero si el azúcar no es adictivo, ¿por qué quiero algo dulce siempre después de comer aunque ya esté lleno?
Algo llamado ‘saciedad sensorial específica’, que no es otra cosa que el no sentirnos saciados a pesar de estar llenos porque nos apetece un sabor distinto. Queremos algo dulce (el postre) ya que de salado ya hemos disfrutado (la comida).
La próxima vez que digas que tienes un ‘estómago especial para postres’ y que es por el azúcar de ese postre porque es ‘adictivo’, piensa en todo esto. No es el azúcar, el mecanismo de recompensa de nuestro cerebro también juega un papel importante, así como la ingeniería de alimentos que hace que crear ‘comidas perfectas’ y con propiedas similares a la adicción sea posible y algo común en la era en la que vivimos.
¿Estás intentando perder grasa y crees que dejar el azúcar es lo mejor?
Antes de ponerte en guerra con el azúcar –recuerda, el azúcar NO es lo mismo que los donuts– piensa que si tienes peso por perder, tu cerebro puede ponértelo incluso más difícil que el cerebro de alguien que se mantiene con una composición corporal favorable.
Esos pasteles en la calle pueden llamar tu atención más que lo que lo harían a Paco el triatleta. No es porque a ti te pase algo en las hormonas que sea súper complejo de solucionar, simplemente necesitas empezar a mejorar tu entorno para ponértelo más fácil y tomar mejores decisiones.
- No tengas comidas que puedas comer con facilidad en casa, ya sabes cuáles son, no hace falta que te dé una lista.
- De la misma manera, no tengas ‘comidas prohibidas’, tu cerebro encontrará la manera de hacer que quieras más de esas. Simplemente no lo tengas en casa, pero eso no significa que no puedas comer un helado dando un paseo con un amigo.
- Mantente ocupado, una mente aburrida buscará confort en la comida, sobre todo si ese ha sido tu hábito durante años.
- Acepta que las verduras y fruta que debes comer a diario, no estarán tan buenas como las galletas. No pasa nada, si comes de forma nutritiva la mayor parte del tiempo, no tendrás que estar pensando activamente en esto. Lee este artículo.
- Crea un sistema en el que comer comidas nutritivas te dé el mismo placer que esas cosas que tanto te gustan pero que quizás no te aporten tanta nutrición. ¡He escrito un libro de más de 200 páginas para ello! Échale un vistazo aquí.
Lo sé, más fácil dicho que hecho, pero tienes que empezar por algún sitio.
Y no, el azúcar NO es más adictivo que la cocaína.
Ni siquiera es adictivo.
Ahora ya sabes por qué. Deja de pensar en ‘blanco o negro’.
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