Cómo perdí 65kg

y por qué he creado "The Macro Wizard"

Por qué existe esta web y que puedes sacar tú de ello.

Sea cual sea tu objetivo he creado esta web con la idea de ayudarte. 

Después de perder 65kg aproximadamente y tras haber pasado por un período de obsesión que no le recomiendo a nadie, tomé la decisión de empezar a aplicar lo aprendido con la ciencia y dejarme de tonterías de gurús y otras modas.

La información que tienes a tu disposición en esta web no se basa en anécdotas personales. De nada importa si a mi me funcionó la dieta de la alcachofa, o si yo prefiero entrenar haciendo ‘Cross Master Mega Training’.

Lo realmente importante eres tú y como aplicamos lo que sabemos a través de los estudios que poco a poco van siendo publicados; la ciencia es información viva y nunca dejamos de aprender.

Yo simplemente me limito a compartir ese aprendizaje y hacerlo un poco más comprensible para que puedas hacerlo tuyo si quieres.

Abre tu mente a nuevas ideas y espera que éstas cambien en el futuro. No existen absolutos ni perfecciones, todo debe basarse en tu situación y preferencias personales.

Cuestiónalo todo; prueba y piensa por ti mismo.

Empecé a darme cuenta de que no todo es tan malo como lo venden y que necesitamos relajarnos bastante más con esto de la ‘dieta perfecta’ y ‘los cuerpos 10’.

Cuando no estoy liado con la nutrición, la ciencia y estas cosas, me dedico a viajar por el mundo conociendo gente y otras culturas mientras me zampo las mejores hamburguesas del lugar.

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Si quieres conocer un poco más de mi ‘historia profesional’ y todo eso que mucha gente utiliza como ‘credenciales’, tienes mi perfil de LinkedIn para que le eches un ojo.

De nuevo, lo que realmente importa aquí eres tú, el tiempo que dedicas a leer esto y la razón principal de crear esta web. Enhorabuena por dedicar un poco de tu tiempo a querer ser mejor.

Bienvenido.

¿Cómo puedes aprender de mis errores y aplicar lo que te vaya bien a tu vida?

Vamos a intentar resumir unos años de mi existencia en 5 minutos. ¡Pilla algo de café!

La historia comienza cuando mi memoria me hace recordar que durante toda mi vida he sufrido de problemas de peso, algo normal por otra parte ¡no paraba de zampar!

Si, ¡esa cosilla enana que se comía hasta los dedos soy yo!

Si, ¡esa cosilla enana que se comía hasta los dedos soy yo!

Cuando eres un enano cualquier preocupación sobre el peso no suele ser algo que ocupe tu cabeza con frecuencia por lo que yo no me daba cuenta en absoluto de mi apariencia física, peso ni cualquier dolor causado por este.

La idea de que eres un ‘poco distinto’ empieza a pasarte por la cabeza cuando ves tus fotos y tu familia comenta que debes moverte un poco más y controlar lo que comes.

Digamos que estaba algo chubby. Aunque a mi sólo me importaban los bocadillos de fabada (!) que mi abuela me daba para merendar –sí, mi abuela solía abrir una barra de pan por la mitad y meter todo lo que había sobrado de la comida para llamarlo «merienda», ¡yo encantado!-

Todo siguió igual y con 14 años ya estaba en los 100 ‘kilitos’.
Empezaba a cansarme de no poder comprar la ropa que me gustaba y limitarme a aquello que simplemente me entraba.

¡Hola! Soy Alberto. | The Macro Wizard

Con 14 años ya tenía todo un cuerpo de atleta, ¿verdad?

¿Mis días por aquel entonces?

  • Ir al colegio y engullir palmeras de chocolate y donuts en el recreo.
  • Salir del colegio y comer lo que hubiera con su primero, segundo y postre, para después ponerme delante del ordenador a jugar con una botella de Coca-Cola y una bolsa de Doritos.
  • Si salía con amigos esa tarde, otro par de Coca-Colas y algún paquete de patatas o chucherías caía seguro. Ya no te digo si cenaba fuera o estaba solo en casa, ¡pizza y helado de postre!

Como puedes leer, mi dieta era de lo más variada y ahora que ya conozco un poco más de todo este tema, he calculado que había días en los que ‘el nene’ se zampaba 12000 calorías sin problema.

Yo seguí con mis hábitos y con 16 años ya pesaba la friolera de 115 kilos.

Créeme, me dolía hasta el último hueso de mi cuerpo.

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Avanzamos un poco a mi ‘época guiri’, me marché a vivir fuera y conmigo vinieron mis dichosos hábitos, por supuesto. Kebabs a altas horas de la madrugada después de maratones de alcohol sin control, hamburguesas de McDonald’s para todas las comidas… Creo que puedes hacerte una idea.

Llegamos a finales de 2009 y mi récord de 135kg en la báscula. Unas vacaciones en un todo incluido y algún que otro mojito fueron los responsables de ponerme en ese número con 19 años.

¿Mojitos? Sí, ¡póngame todos!

¿Mojitos? Sí, ¡póngame todos!

Una mañana, preparándome para ir a trabajar me di cuenta de que se me hacía tarde y tendría que correr un poco si en mis planes entraba el coger el autobús a tiempo. «¡Soy joven y fuerte!»–pensé.

30 minutos más tarde estaba tirado en la calle, sujetando mi tobillo derecho y con la cara roja como un tomate. Había corrido 500 metros y no podía mover un dedo.

Perdí el autobús y falté al trabajo para ir al médico.

Los resultados desvelaron que a parte de mis 135kg tenía un problema congénito en el tobillo que me limitaba el movimiento de ese pie y unos 3cm de diferencia en la longitud de mis piernas.

Una deformación congénita en el pie y tobillo derecho, unida a esos 3,3 cm menos de longitud en las piernas (echa un ojo a la linea del fémur) hacen que viva con dolores y molestias a diario. ¿Triste? Todo lo contrario, una motivación más para mantenerme en forma.

El médico no quería darle más importancia, pero yo sabía que los 60–70 kgs que me sobraban no estaban ayudando a mi cuerpo.

A la semana, los análisis de sangre desvelan que si todo sigue así, voy directo a ser diabético y que tengo suficiente grasa en el hígado como para plantar cara a Casa Tarradellas haciendo paté.

«¿Con 21 años?»

Estaba incrédulo y le echaba la culpa a mi genética, pero lo cierto es que el cambio estaba en mi mano.

Decidí que era el momento de hacer algo.

¡Hola! Soy Alberto. | The Macro Wizard

Pulsando el botón de avance rápido nos plantamos a finales del año 2010 con 65kgs menos y casi sin dolores, pero con miles de dudas que necesitaban ser resueltas.

Había aprendido a hacer ejercicio de manera efectiva y creía que sabía lo que era comer bien. Limitaba mis ‘carbohidratos malos’ y por supuesto dejé de tomar azúcar, postres y cualquier otra cosa que leía por ahí.

Mi naturaleza curiosa me hizo indagar un poco más y estudiar formalmente sobre nutrición. Quería dejar de aprender de artículos de internet y tener una base sólida desde la que experimentar.

¡A por un master en ciencias de la nutrición!

Unos años después, el aprendizaje me estaba sirviendo de mucho, había aprendido sobre células, compuestos, reacciones químicas y todas esas cosas chulas, pero por alguna extraña razón me seguía dejando influir por las modas y tendencias de la nutrición.

Creía más al gurú que promovía la ‘dieta perfecta’ que a mis conocimientos, y eso me llevó a odiar mi relación con la comida.

Me limitaba en absolutamente todo, nada de pan, nada de pasta, todo sin gluten y super mega orgánico. Comía sin hambre, simplemente porque era la hora de comer, y gastaba cientos de euros en carnes exóticas y productos que eran ‘necesarios’ para mi ‘dieta perfecta’.

A principios de 2012 había ganado unos kilos y no salía con amigos ni familia porque los restaurantes servían lo que yo llamaba ‘comida tóxica’. Tenía miedo a irme de viaje a cualquier sitio porque no iban a tener mis comidas perfectas allí y pasaba hambre en sitios donde no podía encontrar todas mis cosas.

Me sentía débil, tenía la cara llena de granos y no paraba de ganar grasa.

¡Supuestamente estaba haciéndolo todo perfecto! Comía muchos frutos secos, carnes y pescados, montones de verduras y sólo bebía agua…

¿Qué estaba pasando?

Hora de investigar y experimentar de nuevo, si iba a seguir ganando peso porque esa era realmente ‘mi genética’, era hora de comprobarlo.

Volví a mis libros de texto, organicé una dieta basada en lo que necesitaba a diario y me di un poco más de libertad a la hora de comer. No me importaba tanto qué tenía la comida o si era orgánica, exótica o crecida en los campos de Plutón; me centraba únicamente en comer en base a mis objetivos diarios de la manera más flexible posible y sin obsesionarme si me pasaba unos gramos aquí o allá…

Mi fiel compañero de viaje durante la gran parte de 2011, ¡solía llevarlo en el iPhone y leerlo en el metro de Londres durante mis trayectos entre casa y el trabajo! La edición más actual está disponible en Amazon.

Finales de 2012. 

Recibo un email de una revista masculina que quiere contar mi historia. Había perdido 65kgs y ganado otros 15 de músculo en total. Ahora tenía un cuerpo atlético y estético; la gente se refería a mí como ‘en forma’.

¡Hola! Soy Alberto. | The Macro Wizard

¿Qué hice diferente?

Implementé un estilo de vida en el que salir a cenar con amigos era divertido y no me causaba ansiedad por la comida, irme de viaje era una oportunidad para descubrir culturas y por supuesto, comidas nuevas, entrenar tenía un propósito y no era simplemente una manera de ‘quemar calorías’ o ‘adelgazar’ ni me sentía culpable por no entrenar 7 días a la semana.

¡Por fin llegamos a la actualidad!

Como absolutamente de todo y baso mi dieta en lo que me gusta y mi cuerpo necesita, he aprendido que la comida debe ser disfrutada y que el fitness no puede adueñarse de tu vida.

Me mantengo en forma con la dosis mínima efectiva y me dedico a educar e inspirar a otros a conseguir esa libertad y mejora en distintos ámbitos de nuestra vida.

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Si yo lo he conseguido, tú también puedes hacerlo.

Es tu turno.

Bienvenido a «The Macro Wizard».

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¡Comenta aquí abajo y comparte con aquellos a los que le pueda ayudar!

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